Imagina que tienes todos los recursos científicos y tecnológicos necesarios para poder explorar nuestro vasto universo. Realmente sería un viaje aburrido porque las distancias en el cosmos son muy largas, casi incalculables, por lo que tendrías que tomar un atajo o encontrar una forma rápida de llegar.
La primera opción, sería crear un agujero de gusano, también conocido como el puente de Einstein-Rosen. Para lograrlo se necesitan dos componentes, un agujero negro y uno blanco.
Si quieres profundizar sobre el tema, te compartimos un video del profesor Saúl Ramos del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El negro es un evento de la naturaleza en el cúal todo lo que entra en él no puede salir nunca jamás, desde la estrella más colosal, hasta la gravedad y la luz. Con este agujero podrías llegar a una “singularidad” que te permitirá llegar a otras partes del universo.
Y del otro lado, tendrías que conectarlo con un agujero blanco, que es la respuesta teórica desarrollada por Albert Einstein y su socio Nathan Rosen sobre un fenómeno contrario al agujero anterior. En este nada puede entrar y cualquier cosa que se forme dentro del mismo se verá rápidamente arrojada hacia afuera más rápido que la velocidad de la luz.
El problema, los agujeros blancos en la realidad no existen, solo existen en la teoría general de la relatividad.
Así que, al crear el agujero de gusano faltaría otro detalle, hacerlo estable, pues estos sucesos de la naturaleza son increíblemente inestables y la solución a este inconveniente es el puente Morris-Thorne.
La antimateria
Los físicos Michael Morris y Kip Thorne dieron con la solución en 1988. Con la teoría general de la relatividad encontraron la manera de crear un agujero de gusano estable, todo gracias a la materia negativa.
La materia negativa contiene energía negativa, aunque, de nuevo, aún no se han encontrado muestras en el universo de esta clase de materia.
La materia negativa viola todas las leyes de la naturaleza por el simple hecho de existir, además que ayudaría a la estabilidad del agujero de gusano porque empujaría a la materia común y las dos viajarán a velocidades superiores a la de la luz.
Por último, se tendría que hacer uso de la energía negativa. La energía negativa es la fuerza que queda si se extrajeran todas las partículas de algún lugar establecido y solo quedara el vacío completo.
Gran problema
Si todas las condiciones anteriormente enlistadas fueran posibles, solo habría un problema más, los físicos actuales confían en que la respuesta se halla en el aún desconocido campo de la gravedad cuántica, que es la unión de la mecánica cuántica y la relatividad general.
Los científicos no conocen aún cómo embonan estas dos piezas del rompecabezas. No existe aún ninguna teoría de la gravedad cuántica.
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