Si todavía no te quedaba claro lo que es un amor tóxico nivel dios, te urge conocer esta historia que aunque parezca salida de un sketch cómico en verdad sucedió: un hombre trató de demandar a su mujer por jugar a la PlayStation con un extraño.
¿Cómo comenzó esta historia?
Resulta que un hombre de Bahréin presentó una demanda en la que alegaba que había encontrado a su esposa jugando a la PlayStation con un desconocido a altas horas de la noche. Y aunque seguramente estarás pensando que esta no es una razón para demandar a alguien, porque siendo honestos, ¿quién no se ha pasado hasta las 3 o 4 de la madrugada jugando un partido de FIFA 22 o una buena partida de Call of Duty en Warzone con uno, dos o hasta 150 desconocidos, cierto?
Definitivamente esto no parecía un hecho que ameritara interponer una demanda; sin embargo, el agravante, según el esposo, era que la mujer no tenía una partida online sino que la había encontrado con el misterioso jugador en su propia recámara, donde ambos se habían entretenido jugando entre unas tres o cuatro horas durante la madrugada.
Ante estos hechos, el indignado cónyuge decidió presentar una demanda en contra de la esposa gamer, en la que incluso exigía que la mujer perdiera la custodia de sus dos hijas.
La verdad sale a la luz
Pese a que se pueda pensar que las autoridades de este país asiático podrían ser mucho más estrictas en los casos en contra de mujeres, afortunadamente, el Tribunal de la Sharia no quedó convencido con los dichos del hombre e inició una averiguación de los hechos.
Además de que el hombre no contaba con pruebas de sus dichos, el abogado de la mujer demostró que anteriormente el hombre había abandonado a su esposa e hijas y las había agredido.
Según los autos judiciales, la pareja contrajo matrimonio en 2013, pero el padre perdió la custodia de sus hijas tras un fallo emitido en 2020.
Finalmente, el abogado defensor señaló que esta demanda constituye un atentado contra el honor y la dignidad, y su objetivo era difamar a su clienta frente a su familia y amigos.
Afortunadamente, esta extraña historia tuvo un final feliz, pues además de que la mujer decidió pedir el divorcio, quedó claro que jugar a la PlayStation con un desconocido o más no es un delito, pero intentar difamar a una persona sí lo es.
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