HURACANES

¿Por qué no existe la categoría 6 en el monitoreo de los huracanes? Esta es la explicación científica

A pesar de los huracanes cada vez más intensos impulsados por el cambio climático, la comunidad científica ha optado por no incluir una categoría 6 en la escala Saffir-Simpson. ¿Por qué?

Créditos: Twitter: webcamsdemexico
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El debate sobre la posibilidad de incluir una categoría 6 en la escala Saffir-Simpson ganó fuerza en los últimos años, especialmente porque se han observado huracanes con vientos más intensos que los establecidos para la categoría 5. Sin embargo, a pesar de estos fenómenos extremos, la comunidad científica se ha mostrado reticente a modificar la escala actual. ¿Por qué no se ha creado esta nueva categoría? La respuesta radica en factores científicos, operativos y de comprensión del riesgo.

La escala Saffir-Simpson clasifica los huracanes en cinco categorías, basándose únicamente en la velocidad de sus vientos sostenidos. La categoría más alta, la categoría 5, incluye a aquellos huracanes con vientos superiores a 252 km/h. Sin embargo, algunos ciclones recientes han registrado velocidades superiores a los 290 km/h, lo que ha llevado a cuestionar si esta escala sigue siendo adecuada.

A pesar de la sugerencia de algunos meteorólogos de añadir una categoría 6, Emma Sharples, experta de la Met Office del Reino Unido, mencionó a la BBC que esta opción no se está considerando. Según Sharples, la categoría 5 ya describe un huracán con potencial para causar daños catastróficos, y ampliar la escala no ayudaría a comprender mejor la magnitud del peligro. Además, la comunidad científica ha señalado que el enfoque exclusivo en la velocidad del viento es limitado, pues otros factores también influyen en la peligrosidad del fenómeno, como la marea de tormenta y las precipitaciones.

Calentamiento Global: Un motor de huracanes más intensos

En los últimos años, el impacto del calentamiento global ha sido evidente en la formación de ciclones tropicales. Las altas temperaturas en la superficie del océano funcionan como combustible para los huracanes, permitiendo que algunos se intensifiquen rápidamente. Un ejemplo reciente es el huracán Milton, que pasó de categoría 1 a 5 en menos de 24 horas, impulsado por temperaturas marinas superiores a los 30°C en el Golfo de México. Según la UNAM, A pesar de estos fenómenos extremos, expertos como el Dr. Alejandro Jaramillo Moreno, del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, argumentan que no es necesario añadir una categoría más, sino reevaluar la escala existente para considerar otros aspectos que aumentan el riesgo.

El Dr. Jaramillo Moreno explicó para UNAM Global que la escala Saffir-Simpson, al centrarse únicamente en los vientos, no refleja con precisión el peligro total de un huracán. Huracanes con menor categoría pueden ser más destructivos por las inundaciones que provocan. Por ejemplo, aunque el huracán Otis (categoría 5) en 2023 causó menos lluvias, John (categoría 3) generó inundaciones severas en Acapulco. Esto demuestra que limitar la evaluación del riesgo a la velocidad del viento es insuficiente para alertar adecuadamente a la población.

En lugar de añadir una nueva categoría, Jaramillo propone una evaluación más integral que contemple factores como la marea de tormenta, la cantidad de lluvia y la capacidad de cada región para gestionar el impacto. Esto permitiría a las autoridades emitir advertencias más precisas y adoptar medidas preventivas más efectivas.

¿Por qué no se considera la categoría 6?

Añadir una categoría adicional no es solo un cambio técnico, sino que también podría generar confusión en la población. La clasificación actual ya alerta sobre el potencial destructivo de los ciclones más poderosos, y la introducción de una nueva categoría podría distraer de los preparativos de emergencia esenciales, enfocando la atención únicamente en la velocidad del viento y no en otros riesgos.

Además, expertos como Michael F. Wehner y James P. Kossin sugieren que la solución no está en añadir más categorías, sino en adaptar los métodos de evaluación del riesgo para considerar todos los elementos que influyen en los efectos de un huracán.

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